El 27 de octubre de 1980, la Conferencia General adoptó “la recomendación para salvaguardar y preservar las imágenes en movimiento”. Ese fue el primer instrumento internacional para declarar la importancia cultural e histórica de películas y grabaciones cinematográficas, televisivas, etc. y pedir a los estados miembros que dieran pasos decisivos para asegurar su preservación. En octubre de 2005, la Conferencia General de la Unesco aprobó la proclamación del 27 de octubre como el Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, como una manera de construir la conciencia global sobre la conservación de la herencia audiovisual. Cabe resaltar que, en términos generales, la temática de la gestión de los audiovisuales, tiene una infinidad de puntos confluyente con los acervos sonoros, sobretodo en lo que atañe a la importancia del contexto para el tratamiento de ambos tipos de documentos.

La Unesco de México hace hincapié que esta fuente de conocimiento es inconmensurable pero también frágil, debido a las transformaciones de los diferentes medios de producción, transmisión y soportes en los que habitan, como los formatos digitales, y resalta que:

“el patrimonio documental y audiovisual preserva desde las memorias personales hasta las memorias colectivas de las culturas y los pueblos. Las películas, documentales, programas y contenidos de radio, televisión e internet, fotografías y archivos (…) conforman el patrimonio audiovisual y documental que preservan la memoria del mundo, sus hechos, percepciones y sentidos, que nos permiten contextualizar nuestro presente, poner en perspectiva nuestro futuro e identificar puentes de diálogos y convivencia a partir de la diversidad.”

El patrimonio audiovisual es una pieza clave para el desarrollo de la memoria nacional y, por ende, fortalece nuestra identidad. La conservación del patrimonio documental —incluyendo el patrimonio fílmico, audiovisual, sonoro, fotográfico etc. no es un gasto cultural, sino una inversión y una obligación del Estado. Es un derecho de los ciudadanos, que potencia la construcción de una sociedad democrática. El cumplimiento del papel histórico y ciudadano del patrimonio audiovisual con la sociedad, está inherentemente dependiente de una práctica archivística que los preserve, conserve, restaure, organice y difunda. La constitución de archivos y de sistemas de acceso debe formar parte de los derechos de los ciudadanos a la libertad de expresión y de información, así como el derecho a la memoria a través de la protección de las fuentes audiovisuales.

Necesitamos pensar y repensar políticas públicas orientadas a la preservación audiovisual y que la industria audiovisual tenga en su horizonte a los archivos audiovisuales. Es clave la articulación, la vinculación y el pensar estrategias conjuntas y seguir trabajando en pos de los acervos audiovisuales.

• Necesidad de participación, decisión y acción
• Necesidad de sensibilización, problematización, concientización
• Necesidad de cooperación y colaboración
• Necesidad de co-responsabilidad y toma de decisiones
• Necesidad de discusión – reflexión con la comunidad audiovisual

Lic. Mariana Avramo
Responsable Cinemateca INCAA
Delegada Organizadora CINAIN